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Por, Luke Wayne
9 de junio de 2016

La posición histórica de la Iglesia de Jesucristo o mormones, es que el palo (o la vara) de Judá y el palo de José en el pasaje de Ezequiel 37 son, la Biblia y el Libro de Mormón, los «dos palos convirtiéndose en uno» es la obra que José Smith llevó a cabo al unir la Biblia y el Libro de Mormón como un solo cuerpo de escritura. Muchos misioneros mormones repiten la interpretación hasta hoy. Se lee en la profecía:

«Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo: 16 Y tú, hijo de hombre, toma una vara y escribe en ella: ‘Para Judá y para los hijos de Israel, sus compañeros’. Toma luego otra vara y escribe en ella: ‘Para José, vara de Efraín, y para toda la casa de Israel, sus compañeros’. 17 Júntalas la una con la otra en una sola vara para que sean una sola en tu mano» (Ezequiel 37:15-20).

Ahora, la interpretación real de este pasaje es dada muy claramente en el texto. Si una persona continúa leyendo, el pensamiento continúa sin interrupción en los siguientes versículos:

  • «y diles: ‘Así dice el Señor Dios: ‘He aquí, tomaré a los hijos de Israel de entre las naciones adonde han ido, los recogeré de todas partes y los traeré a su propia tierra. 22 Y haré de ellos una nación en la tierra, en los montes de Israel; un solo rey será rey de todos ellos; nunca más serán dos naciones, y nunca más serán divididos en dos reinos'» (Ezequiel 37:21-22).

Los dos palos, varas o estacas son los dos reinos de Judá e Israel, y la promesa de que Dios «los recogerá» y hará «de ellos una nación…» y, «nunca más serán dos naciones, y nunca más serán divididos en dos reinos», tal y como eran antes de la división del reino (1º Reyes 12; 2º Crónicas 10:1-11:4). Este es uno de esos pasajes exquisitos donde un símbolo profético es seguido inmediatamente por su propia y precisa interpretación.

Doble cumplimiento

Sin embargo, algunos mormones sugirieron que tal vez este es el caso del «doble cumplimiento». Comentaristas judíos y cristianos siempre han reconocido que existen algunas profecías en las Escrituras que predicen acontecimientos cercanos al tiempo en que fueron dadas y con un alcance más limitado a las personas que las recibieron, pero que las profecías también se refieren a un acontecimiento mucho más lejano, el cual es, mucho más amplio y de mayor alcance. Entonces, algunos mormones se preguntarán, ¿por qué la profecía del «palo» no puede ser una de estas?

Pero ese no sería en realidad un caso de «doble cumplimiento», porque ninguna de las dos interpretaciones es inmediata en el tiempo y limitada en su alcance. Ambas interpretaciones son de largo alcance, grandiosas, y todos los abarcan distantes acontecimiento en el futuro de los oyentes originales. José Smith vivió más de 2.000 años después y en el lado opuesto del mundo de Ezequiel y sus lectores originales. Se afirma, por parte de los mormones, que el papel profético de José Smith es para todos los pueblos en todo lugar. Y ciertamente este no es un cumplimiento inmediato para las personas que primero recibieron la profecía de Ezequiel. Ni tampoco es la promesa para traer a todo el pueblo de Israel junto bajo un Rey en un reino unido, lo cual fue claramente una profecía del reino mesiánico por venir, un hecho explícito en la promesa del versículo 24:

  • «Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor…»

Y otra vez en el versículo 25:

  • «… y mi siervo David será su príncipe para siempre».

El doble cumplimiento no significa dos interpretaciones grandiosas y globales distintas que están lejos en el futuro. No es una licencia gratuita para aplicar cualquier profecía a algo si puede hacer que algunas palabras cuadren. Es un tipo específico de profecía donde un acontecimiento razonablemente inmediato y particular predicho apunta también a un acontecimiento posterior, mucho más grande y típicamente mesiánico.

Pero que, sí…

Incluso si uno decide, solo por el simple hecho de argumentar, permitir que Ezequiel 37:15-20 tuviera, de alguna manera, la intención de señalar dos cuerpos de escrituras israelitas uniéndose en una, los mormones afirman que siendo esta la Biblia y el Libro de Mormón aun, no funcionaría. Irónicamente, incluso en esta interpretación, el Libro de Mormón se descalifica a sí mismo. Ezequiel 37:16 nos dice que el palo o la vara de José es el «palo de Efraín», y el versículo 19 dice nuevamente que el palo de José está «en la mano de Efraín». E incluso sin absolutamente ningún fundamento significativo para hacerlo, interpretamos que este palo es un cuerpo de escritura, esa escritura tendría que ser conectada y poseída por Efraín. Sin embargo, en el Libro de Mormón, leemos:

  • «Y Aminadí era descendiente de Nefi, que era hijo de Lehi, que vino de la tierra de Jerusalén, y el cual era descendiente de Manasés, que era hijo de José, el que fue vendido para Egipto por sus hermanos». (Alma 10:3).

Se decía que los nefitas y de hecho, todos los hijos de Lehi eran hijos de José, pero no a través de Efraín, el hijo de José. Más bien estos hijos de Lehi vinieron de su otro hijo, Manasés. Ellos no eran efraimitas, sino manasitas. Aún más, se dice que Lehi y sus hijos vinieron «de la tierra de Jerusalén». Jerusalén está en el reino de Judá. Los nefitas no tienen absolutamente ninguna conexión significativa con Efraín; ni el hombre, ni la tribu o incluso la tierra. Ellos no pueden ser los efraimitas (descendientes de Efraín) en cuyo nombre viene el palo de José y en cuya mano se encuentra. Por lo tanto e incluso si de alguna manera uno confunde a Ezequiel 37:15-20 con una profecía acerca de dos cuerpos de la escritura, uno aún debe concluir que no tiene nada que ver con el Libro o con el de Mormón. No importa cuántas concesiones haga, simplemente no hay forma de leer Ezequiel 37 como José Smith y el Libro de Mormón mostrando esa posibilidad.

Por Carlos E. Garbiras

Carlos Enrique Garbiras es Director general en Ministerio de Apologética e Investigación Cristiana (MIAPIC). Actualmente, sirve en predicación y enseñanza de la Palabra de Dios en Bogotá, donde dirige además la Escuela de Estudios Teológicos MIAPIC.

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