Por qué Debemos Testificarles a las PersonasPor qué Debemos Testificarles a las Personas

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¿Por qué Debemos Testificarles a las Personas?

¿Se ha preguntado alguna vez, «¿Por qué debo testificar?». Pueden existir muchas razones. Vamos a ver algunas:

Primero:

Una de las razones por las que debemos testificarles a las personas, es porque Jesús lo ordenó:

  • «Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado …» (Mateo 28:19-20).
  • «Y ve a los desterrados, a los hijos de tu pueblo; háblales y diles, escuchen o dejen de escuchar: Así dice el Señor Dios» (Ezequiel 3:11).

Segunda razón del por qué Deberíamos Testificarles a las Personas:

Debemos testificarles a las personas porque deberíamos amar al perdido; y si, pidámosle a Dios que ponga en su corazón amor por los perdidos. Lo más amoroso que una persona puede hacer es presentar el evangelio con la esperanza de traer a otros la salvación. Gálatas 5:22 enumera el amor como fruto del Espíritu Santo. La naturaleza del amor es dar. Tome por ejemplo Juan 3:16: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna». Amor, es dar; y si usted sólo tiene una pequeña porción de Su amor, querrá dársela a otros.

Tercero:

El ganar almas por medio del testimonio, es de sabios: «… Y el que gana almas es sabio» (Proverbios 11:30). Seamos sabios a los ojos de Dios.

Cuarto:

Testificar alejará a las personas del infierno. El infierno es un lugar terrible de extrema angustia y separación eterna de Dios. Aquellos que no serán salvos irán a este lugar. La obra de testificar es un intento de alejarlos del infierno.

Quinto:

Al testificar complacemos a Dios y traemos gloria a Su nombre.

Sexta razón del por qué Deberíamos Testificarles a las Personas:

Testificar ayudará a que las personas encuentren el amor y comunión con Dios; el más grande de todos los tesoros:

«lo que hemos visto y oído, os proclamamos también a vosotros, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y en verdad nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo» (1ª Juan 1:3).

No existe otro regalo más grande que el de la salvación. Libera al pecador de su pecado, lo libra de la condenación eterna y le revela al Dios vivo y verdadero.Los ángeles del cielo se regocijan grandemente por causa de un pecador arrepentido:

«De la misma manera, os digo, hay gozo en la presencia de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente» (Lucas 15:10).

¿No deberían los cristianos regocijarse también? ¿No deberían llorar por los perdidos? ¿No deberían preguntarle al Señor de la mies que envíe obreros a Su mies? ¡Claro que sí! La salvación de otros es el objetivo de sus esfuerzos. El amor de Dios, su motivo. ¿Hay algo más grande? Por lo tanto, dé amor.

«Y les decía: La mies es mucha, pero los obreros pocos; rogad, por tanto, al Señor de la mies que envíe obreros a su mies» (Lucas 10:2).

Por Matt Slick

Presidente y Fundador del Ministerio de Apologética e Investigación Cristiana. Matt obtuvo su Licenciatura en Ciencias Sociales en la Universidad Concordia, en Irvine, California en 1988. Obtuvo su Maestría en Divinidades en el Seminario Teológico de Westminster en Escondido, California en 1991.

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